lunes, 14 de febrero de 2011

4 Mensaje













La vidente, hora 21,15 está la virgencita, la Virgen dice: Nuevamente estoy con uds. trayéndoles mi mensaje de amor y de paz. Quiero que sepáis que solo el amor podrá salvar al hombre.
Quiero hablaros de dos cosas en especial. La fe, en la historia del hombre con Dios han habido muchos hombres de fe, hay uno en el Antiguo Testamento, el padre Abraham, el hombre elegido por Dios para ser padre de pueblos.
Abraham creyó, tuvo fe, creyó todo lo que Dios le decía, a punto de sacrificar a su hijo. Contra toda esperanza creyó, pero él no es el único, muchos hombres en el Antiguo Testamento, Job el hombre de la paciencia, paciencia porque tenía fe en Dios, tenía fe en el Altísimo.
En épocas más cercanas a éstas donde uds. están viviendo, grandes santos, Francisco de Asís, hombre de mucha fe,  Ignacio de Loyola, Alfonso de Ligorio, y cuantos, y cuantos podría nombraros.
Pero esta fe no pudo ser posible si en los corazones de estos hombres no hubiese habido humildad, humildad, palabra muy amada por el altísimo. Dios rechaza al soberbio, el hombre soberbio todo lo pone a su saber, el hombre humilde se confía solamente en Dios.
Dios el Supremo hacedor, es el que da la gracia de la humildad, los hombres pueden aceptarla o no, los que no aceptan ser humildes es porque la soberbia, que les ha ganado el corazón, hace que se crean superiores.
Si los hombres hoy día supieran que siendo humildes ganarán al mundo, pero lo que es mucho más hermoso ¡ganarán el Cielo!, no habría soberbios en la haz de la tierra. 
Humildad, que bien se deben sentir los hombres siendo humildes.Yo por gracia del Supremo Hacedor, humana criatura, tuve humildad en el  corazón, porque Dios me la dio y a pesar de tantos sufrimientos, a pesar de tantos dolores que laceraban Mi Corazón, no perdí jamás la humildad, con humildad acepté todo, pero Dios me recompensó, me hizo su Madre, su Esposa, su Hija.
Sed humildes, mi Hijo Jesús lo dijo muchas veces cuando predicaba a los hombres de su época, -sed mansos y humildes de corazón-, y la Madre, yo María, les traigo este mensaje, sed humildes, la humildad agrada al Altísimo.
Fui una creatura humana, por eso se cuanto les cuesta a los hombres ser humildes, cuanto duelen las afrentas, los oprobios, porque somos humanos. Digo somos porque lo fui yo, por eso hijos no os importen los oprobios, las calumnias, haced lo que dijo San Ignacio de Loyola- más oprobios que honores-, amar más el oprobio que el honor y ¡cuánta gloria tendréis en el Cielo!
Este es mi mensaje de hoy, la fe y la humildad. No hay fe sin humildad y cuando os ofendan, perdonad de corazón al peor enemigo, perdonad de corazón como lo hizo Jesús en la Cruz -Padre perdónalos porque no saben lo que hacen-, y no olvidéis  de invocar a la SSma. Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. Invocadla siempre y en todo momento y pedid la gracia de la humildad.
Pido a la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo la bendición para vosotros, hasta pronto.-"  

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